miércoles, 18 de junio de 2008

LA HÍSPALIS TURDETANA (s. VIII-206 a.C.)

La colina que va de los jardines Murillo a la plaza de El Salvador tiene unos 450 m x 200 m con cota media de 15 m y un centro en la calle Aire a 17 m. Era el puerto de las minas de Río Tinto, y del grano de Carmona. El río Tagarete cerraba la ciudad por el este-sur, y un brazo del Guadalquivir lo atravesaba por La Alameda, Amor de Dios, Sierpes, Plaza Nueva, para unirse al cauce principal del río a la altura de la futura Torre del Oro. Se sabe con seguridad que los nativos, llamémosles tartesios o íberos vivían tanto en el Cerro Macareno como en el perímetro de Híspalis desde el siglo VIII a.C. cuando comienza la influencia fenicia prolongada luego con la cartaginesa. Cuando estos pierden Sicilia, Cerdeña, y Córcega en la primera guerra púnica, intentan compensarlas con la ocupación de la península llevada a cabo a partir del 237 a.C. en que Amílcar Barca acompañado de Asdrúbal al mando de la flota, y de su hijo Aníbal, ocupan el valle del Guadalquivir tras seis o siete años de resistencia turdetana y de sus aliados los lusitanos cuyos caudillos Istolatio e Indortes fueron ejecutados. Será entonces cuando construyan las murallas de Carmona cuyos cimientos se han conservado en la Puerta de Sevilla, y todo un sistema defensivo de fortificaciones en las encrucijadas de caminos, llamadas "las torres de Aníbal" de las que tenemos un ejemplo en el cortijo del Guijo, al norte de Osuna. Todo cambia a finales del 217 a.C. cuando en plena segunda guerra púnica comienzan a sufrir los primeros reveses, pues al año siguiente un tal Chalbus encabeza una rebelión turdetana que será ahogada en sangre por Asdrúbal que incendia Sevilla según se registra en los estratos arqueológicos.
Esta acción marca el inicio de la ocupación romana del valle que culminará en la batalla de Ilipa (Alcalá del Río) en el año 206 a.C.

En la Edad Media unos decían que el nombre de Hipal o Íspalis era fenicio, y otros señalan la anacrónica etimología latina de "hic palis" aunque en el subsuelo de la Plaza de San Francisco y de la calle Sierpes se han encontrado pilotes de pino clavados que pudieron servir como soporte de muelles o palafitos. La verdadera etimología parece ser la aportada por Antonio de Nebrija: en ibérico ili es ciudad y spa occidente, de modo que híspalis sería ciudad de occidente y de ella derivaría el término Hispania usado para toda la península.

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