He querido en esta ocasión rescatar un articulo aparecido en una pagina llamada “COSAS DE ANDALUCIA” para que seamos capaces de ver lo que un grupo de personajillos hicieron en nuestra ciudad, y lo que es peor que hoy día a estos se les homenajea poniéndole su nombre a calles importantes de nuestra ciudad.Cosas que pasan. La especulación y la corrupción de es cosa de nuestros días únicamente.
₪₪₪₪₪₪₪₪۩۞۩₪₪₪₪₪₪₪₪
Plaza del Duque de Sevilla o como destruir joyas urbanas por un puñado de ropa
Es de suponer que con las actuales políticas de protección y restauración de nuestro patrimonio urbano, la destrucción injustificada, alevosa, que sufrió la Plaza del Duque de Sevilla, allá por los 60, destruyéndose un entorno histórico, referente de arquitecturas de esas que forman parte de la identidad de una ciudad, hoy no se hubiera consentido ni producido. Sin los palacios de Sánchez-Dalp, del marqués de Palomares y el de los Cavalieri, además del Hotel Venecia, el teatro del Duque y el Colegio de Alfonso X el Sabio, la plaza del Duque perdió su personalidad.
Los años 60 fueron fatídicos para muchos espacios y edificaciones que identificaban en un solo flash la personalidad de una ciudad como Sevilla, conocida y admirada en el mundo por sus conjuntos históricos y monumentales. Nos libramos del despiporre de inventores que pretendían justificar la utilidad del desplazamiento rápido, atreviéndose a proponer una diagonal de “desahogo de tráfico” cortando por la mitad, con una vía ancha, el barrio de Santa Cruz; y de quien comentó que no se vendía La Giralda porque su solar era muy pequeño y poco rentable.
A mediados de 1966, el fundador de El Corte Inglés, Ramón Areces, inicia las negociaciones para el derribo del palacio de Miguel Sánchez Dalp, el del Marqués de Palomares y el colegio Alfonso X El Sabio, con el entonces alcalde José Hernández Díaz, prestigioso catedrático de ¡¡Historia del Arte!!, cuya gestión continuaría su predecesor Félix Moreno de la Cova siendo gobernador de Sevilla José Utrera Molina, quien al poco ocupó los cargos de Subsecretario de Trabajo, Ministro de la Vivienda y Ministro Secretario General del Movimiento.
Izda. a dcha.:José Hernández Díaz, Féix Moreno de la Cova, el presidente de ECI Ramón Areces, el gobernador Utrera Molina y el cardenal Bueno Monreal
Consumada la operación y ejecutado el derribo por Enrique Pavón Bellver, fundador de Derribos Pavón, se procedió a la construcción de un edificio comercial no exento de polémica. Fueron varios los proyectos-pastiches que se propusieron con la intención de calmar las voces que se levantaron contra tal destrucción. Unas con elementos mudéjares y yeserías y otra inspirada en la edificación derribada, con ciertos valores locales pero descartada por el propio Moreno de la Cova. La aprobada y conservada hasta hoy –diseño de los arquitectos Blanco Soler y Medina Benjumea- con su mole cuadrada y frías piedras marmolíneas ha hecho tanto daño estético como influencia ha tenido en las demás construcciones que conforman en la actualidad la emblemática plaza, epicentro y punto de encuentro de los sevillanos. Porque después vinieron a imitar el “estilo” Simago / Mark & Spencer, Seguros El Ocaso y algo más respetuoso con el pasado Almacenes Lubre, transformado o más bien estropeado posteriormente a raíz de su compra por El Corte Inglés.
Puerta de entrada del palacio de Sánchez Dalp
A la izqda. colegio Alfonso X el Sabio, a la derecha el palacio de Palomares
La plaza desde la esquina de Trajano poco antes del derribo
Algunos años antes, todavía estaba el Teatro del Duque, hoy edificio de CC.OO.
No es ninguna novedad afirmar que la dimensión espacial del patrimonio en una ciudad se ha centrado principalmente en el discurso sobre los centros históricos, algo que se ha venido, más o menos, respetando desde la elaboración de la Carta de Atenas de 1931. Los edificios son historia viva de la ciudad y su custodia y conservación es algo tan relacionado con sus habitantes que no es arriesgado pensar que quien protege el hábitat y su legado, también lo está haciendo con la ciudadanía. Porque se está hablando de cultura y arte, patrimonio arquitectónico acumulado a través de siglos y que, de generación en generación, forjan la identidad de un pueblo.
La tarde del 7 de marzo de 1968, el cardenal de Sevilla, Bueno Monreal, bendice las instalaciones del edificio “Como símbolo de paz, trabajo y hermandad entre los hombres hemos logrado la feliz realización de este nuevo centro comercial”, mientras que Ramón Areces aseguraba presumiendo de que “un directivo de El Corte Inglés cobraba más que un ministro”. Otro instrumento de propaganda fue la creación de más de 800 puestos de trabajo, olvidando el desmantelamiento que se produjo en el comercio sevillano al contratar por algunas pesetas más a los mejores y más experimentados vendedores de los establecimientos más importantes que, con su pérdida, difícilmente podrá valorarse en que medida esta operación perjudicó la economía de muchos negocios tradicionales de Sevilla.
Al día siguiente de la bendición eclesiástica y estatal, pues estuvo presente el Director de Comercio Interior, Leopoldo Zumalacárregui, se abrieron las puertas del primer gran almacén de Sevilla bajo la dirección del valenciano Pedro Miquel. Los escaparates que estuvieron tapados con cortinas, se abrieron para sorpresa y ofensa del pueblo sevillano que se sintió ofendido por unos maniquíes coronados con cuernos que sugerían representar a Sevilla (alegoría torera Fuera de lugar). Las piedras y contenedores de basura no se hicieron esperar y las fuertes lunas de seguridad probaron lo que es la mala aplicación de un marketing que ignora a quien se dirige.
Hace poco menos de un año acaba de cumplir cuarenta años una de las mayores destrucciones del patrimonio histórico-artístico-urbano de Sevilla que, como efecto dominó, cambió la identidad de la Plaza del Duque y otros entornos, llegándose a cambiar hasta la norma de tráfico por la que se giran las plazas en sentido contrario a las agujas del reloj para facilitar las llegadas al nuevo coloso. También, para favorecer los accesos al recién venido Mr. Marshall fue dotada de los pasos de cebra suficientes y estratégicamente colocados para que los peatones procedentes de las vías de mayor circulación fueran “conducidos” hasta la misma puerta, cosa que pretendió posteriormente revocar el perjudicado Lubre y ni caso, los medios de comunicación no quisieron intervenir en tamaño abuso de poder, las facturaciones por publicidad crearon muchos estómagos agradecidos.
Edificio de El Ocaso, Simago (Mark & Spencer), El Corte Ingles, Lubre transformado en anexo de El Corte Inglés, el tráfico cambiado, los pasos de cebra ahora sí conducen a la acera derecha... Sólo quedó Velázquez rodeado de tanta marmolina, recordando su Sevilla monumental que esta plaza no le inspiraría.
Posiblemente ocurrió en una época en la que los andaluces en general y los sevillanos en particular no tendrían asumidos los cambios que las ciudades y su economía necesitaban, pero eso es un objetivo que nunca debería desdibujar los lugares que conforman el tesoro artístico y el icono por el que se identifica una población y su herencia histórica. Las piedras labradas, los artesonados, las forjas y los bronces, las azulejerías y yeserías, los tapices, bordados y las maderas nobles y talladas,… nos dicen mucho de las personas que vivieron en ellos, sustituyéndolos en nombre del progreso por ikeas de aglomerados es atentar contra la personalidad de un pueblo y sus raíces.
Estas imágenes del palacio de Sánchez Dalp nos muestran lo que Sevilla perdió, lo que hoy no se perdería, parte de un ayer de esplendor, muestra de lo que una cultura milenaria merece ser conservado y respetado:
Uno de los padres de la arquitectura regionalista sevillana, el arquitecto argentino, formado en Barcelona y sevillanizado, Simón Barris y Bes, fue el que ejecutó a principios del siglo XX esta bella obra. En ella combinó mezclas platerescas con manieristas, protobarrocas y barrocas. Durante mucho tiempo este palacio fue el referente del "estilo sevillano" que influyó en arquitecturas posteriores y fue, como modelo, la ocasión para promover nuevas escuelas de artistas cerrajeros, yeseros, ceramistas, tapiceros y carpinteros de prestigio.
Queden estas imágenes en nuestra memoria colectiva como ejemplo de lo que no debió suceder: la destrucción de una de las joyas más importantes de la arquitectura regionalista contemporánea en la ciudad más castigada por la piqueta por un puñado de ropa.
Fernando Repiso
₪₪₪₪₪₪₪₪۩۞۩₪₪₪₪₪₪₪₪
Tras el Articulo que os he facilitado y las imágenes intercaladas en el… ¿cómo se os queda el cuerpo?
Esta plaza seria hoy día el orgullo de nuestra ciudad.